En Construcción

Este espacio inicia tras una larga persecusión de un viejo sueño. Hoy 31 de enero de 2006 se hace realidad "virtual". La Ruta de los Olvidos es posible gracias a la invención de la Internet y de los weblogs. Es una oportunidad para todos aquellos que pretendemos darnos a conocer, decir algo y compartir sueños, o fuimos desterrados del mundo real, llámese periodismo o medios convencionales de comunicación a los cuales muy pocos tienen acceso.

Este espacio estará dedicado, antes que nada, como decía el filósofo Federico Nietzsche, en su dedicatoria de Así hablaba Zarathustra: "A todos y a ninguno". Es un espacio para recuperar nuestros olvidos cotidianos mediante imágenes y breves historias anecdóticas de la gran Ciudad de México, que por nuestras prisas y malhumores diarios nos impide detenernos, darnos un minuto para la contemplación y atención de las pequeñas cosas que nos rodean (La seducción de los objetos, diría Baudrillard).

Lucha por tu hambre

Esta es la primera entrega de nuestras nostalgias perdidas. Las fotos de arriba muestran a un Huracán Ramírez presto para "atacar" con su mejor llave, "la mordelona", una Cuadrilátero junior. La foto de al lado es la auténtica y soberbia Gladiador. Son las famosas tortas de El Cuadrilátero, en la calle de Luis Moya, casi esquina con Ayuntamiento, en el Centro Histórico. La identificarás fácilmente porque a la entrada te reciben con la música de la Cumbia del Santo y un pregonero con micrófono, como anunciador de lucha libre sobre el ring, te invita a pasar.

El reto es devorarse la supertorta a una caída, en quince minutos para no pagarla. Es sólo para campeones. Y uno de ellos, el ex luchador Superastro, atiende personalmente. Te tomas la foto con él y te regala un autógrafo. Además puedes observar, mientras das tu mejor lucha en El Cuadrlátero, un minimuseo que expone máscaras y fotos de luchadores mexicanos de toda la vida, además de la capa y la máscara de Superasto. Para que tengas una experiencia, casi religiosa como El Santo, no olvides ir en ayunas (como asceta hindú) y enmascarado con tus superamigos, también enmascarados, y el resto de la liga de la justicia; será inolvidable y asombroso, por aquello de máscara contra cabellera: ¡Peleeearaaán a tres caídas, sin límite de tiempo, con relevos australianos...!